De Cuellar a Coca

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Hacía tiempo que no salíamos por España de ruteo, por lo que Santiago y David propusieron una ruta por Segovia. Luis le da algunos de sus toques y Gregorio, Adolfo, y Unai (que viene desde Villafranca), se animan también a pasar el día.

Madrugón y a la carretera, 150 kilómetros para llegar al punto de salida en las afueras de Cuellar. Siempre por pistas forestales bien marcadas vamos discurriendo con esa sensación de flotar sobre la arena.

Los puntos como de costumbre van muy finos y no se producen despistes y los pocos que hay los solventamos de inmediato. Llega la hora de comer y montamos un buen banquete, incluidas una papas con ali oli que a alguna de las señoras le hace que se le salten las lagrimas.

David ha llevado un Traxxas. Se trata de una reproducción a escala 1/10 de radio control de un Defender largo, con su reductora y ejes pórticos, que se sube por las paredes, como su hermano mayor. Los críos se lo pasan en grande jugando con el y con Rey, el perro de Unai, que se deja hacer de todo sin protestar. Solo un pequeño gruñido al final de la sesión denota que ya está «hasta el gorro» de tanto achuchón infantil.

Un rato de reposo y nos largamos a conocer el conjunto rupestre de Domingo Garcia que al parecer data del paleolítico superior. Se puede apreciar bastante bien el grabado realizado a base de buril de un caballo y algún otro animal mas difícil de identificar.

Visitamos también las ruinas de la ermita de San Isidro de estilo románico y las tumbas excavadas en la roca que la rodean.

De nuevo en marcha por mas pistas arenosas hasta llegar a Coca donde visitamos su castillo que data de 1473, de estilo gótico-mudéjar, sus muros de ladrillo tienen un espesor que unido a su foso lo hace casi inexpugnable.

Ya esta atardeciendo y paramos a tomar un tente en pie y Santi aprovecha la ocasión para hacer la instalación directa a la emisora de Unai.

Los últimos kilómetros los hacemos de noche y sumidos en una polvareda, que a pesar de dejar en ocasiones casi un kilómetro entre coche y coche no deja ver nada de nada.

Salimos a carretera a la altura de Ataquines y nos despedimos de nuestros compañeros de viaje después de un día muy agradable de 4×4.

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