Bragança – Vilar Formoso

Facebooktwitter

Son las tres y media de la tarde y salimos de casa rumbo a Bragança. Santiago con la familia y yo en nuestros dos Toys para una nueva aventura portuguesa. Pensamos que al ser puente tendremos un atasco monumental, afortunadamente hay trafico pero es muy fluido.

Llegamos a Grimonde (Bragança) y tomamos las habitaciones que teníamos reservadas en A. Montesinho. Es una casa rural que hemos cogido para todo el grupo que está muy chula. A poco llega el resto de la tropa, Kangu, Pi, Jose y Pedro y todos juntos nos vamos a cenar a D. Roberto, que lo lleva la misma familia de la casa rural. Nos ponemos bien de cochino «bisaro» (raza de la zona) a la brasa, todo excelente con la simpatía habitual portuguesa y a muy buen precio. En la sobremesa unos chupitos de agua de fuego y un largo rato de charla, ya que hacia tiempo que no nos veíamos y a la cama.

Hace un frio que pela, los coches tienen una buena capa de hielo Un buen desayuno y a por las pistas que nos aguardan. Antes debemos encontrarnos con Luis y familia a la salida de Bragança ya que al no poder salir ayer de Madrid hoy les ha tocado madrugar. Puntualmente nos encontramos en el lugar convenido y al campo sin mas dilación.

El terreno está muy hidratado y en algunos casos tenemos barro y abundantes charcos, la pista es cómoda hasta que llegamos a una bajada que hay que inspeccionar, si la pista a dónde conduce se corta y tenemos que volver, por aquí no subimos de nuevo ni en broma. Jose baja, investiga y no hay problema, de manera que continuamos, aunque la bajada es bastante resbaladiza.

El sol a medida que pasa el día el sol va calentado y hace una temperatura agradable. Hemos subido hasta los 1.100 metros a través de mil revueltas a cual mas empinada, paramos en unas antenas a tomar un aperitivo.

Llegamos a un pantano y tenemos que cruzarlo, nos da más de un quebradero de cabeza encontrar la fórmula para hacerlo pero al final nos gana la partida y tenemos que buscar alternativa.Una parada para comer justo en sus inmediaciones, cerca de una zona recreativa donde los críos pasan el rato en unos columpios.

De nuevo en marcha, aunque en estas fechas se hace noche demasiado deprisa de manera que la nocturna está garantizada. Hemos ruteado por pequeñas montañas, entre los 600 a 1.000 metros en un interminable carrusel de subes y bajas durante 144 kilómetros que no está nada mal para una jornada cuatrera.

Ya estamos en Vilaflor nos hospedamos en otra casa rural El villa Julia. También está bien aunque en las habitaciones, hace bastante frío, ponemos la calefacción y nos vamos a Cenar, si cenar con mayúscula. Sabemos cómo se come en Portugal pero esto es una salvajada. Entremeses simplemente a lo bestia, carne de ternera y de cerdo a la brasa hasta que sobra, pues a nadie le entra ni un gramo mas de comida y eso que en el grupo tenemos gente que come de verdad, llega la hora de la cuenta y tocamos a 15 euros, creemos que se han confundido, pero no, ese es el precio, salimos alucinando.

Un buen desayuno y al campo de nuevo. Hoy por lo menos no hace tanto frío como ayer, aunque un poco de vientecillo hace que la sensación térmica sea baja.

Esta zona está algo mas embarrada que la de ayer, lo que hace tener que ir atento a los deslices. Estamos atravesando una sierra que ya no puede ser más bonita, es la naturaleza en estado puro. No encuentro el micro, miro un segundo al asiento para ver donde esta, y al segundo siguiente estoy fuera de la pista con una inclinación lateral de las que asustan.

Pido ayuda y rápidamente me eslingan por delante y me aseguran por detrás y por el lateral, para evitar un posible deslizamiento, aunque parece que la gran cantidad de zarzas de la cuneta han detenido la marcha del coche, también hay un árbol que en caso de desliz aguantaría al coche. Nos lleva un buen rato organizar el rescate pero todo sale bien a la primera, gracias a esa preparación concienzuda.

Avanzamos unos pocos kilómetros mas y paramos para tomar algo y liberar tensiones que han sido muchas pero al final nos liamos la manta a la cabeza y comemos. La comida ha sido larga y aun faltan kilómetros para llegar a Figueira de modo que una vez más la noche será nuestra compañera. José aquí nos abandona tiene «asuntos personales» que resolver. y Pedro se viene con nosotros, concretamente será mi copiloto.

Hacemos un buen puñado de kilómetros de noche pero ya estamos algo cansados pues hoy también has sido otros 140 kilómetros de pistas de modo que sobre las 7,30 llegamos a Figueira do Castelo Rodrigo. La residencial Trasmontano da Beira no está mal, pero seguro que conoció tiempos mejores. Buscamos un sitio para cenar, pero el pueblo está bastante «muertecillo» al final nos quedamos en el mismo hotel y tomamos un bacalao dourado que la verdad estaba muy bueno. Salgo al coche a recoger un par de cosas y está haciendo un frío de los de antes de la guerra. Mañana será otro día.

He dormido arropado hasta las orejas y con el radiador de aceite del que dispone la habitación pegado a la cama. Amanece con un frío intenso y con una niebla importante.

Tras desayunar nos ponemos en marcha. Tenemos que circular con las luces puestas pues la niebla a ratos apenas deja ver, aunque circular por el bosque con esa niebla es espectacular y tiene su morbo, parece Mordor. La etapa de hoy es de transición y solo son unos pocos kilómetros por pistas llanas sin ningún problema.

Mi emisora de banda ciudadana parece haber muerto, mis compañeros me escuchan pero yo no les oigo a ellos, parece que es la conexión de la antena y Santi se lo curra, limpia y suelda el cable de nuevo, pero no hay nada que hacer, de momento esta «grogui». Conecto la de dos metros y por lo menos con Santiago llevo comunicación y el me sirve de puente con los demás.

La mañana esta abriendo y al sol paramos para comer. Se está de cine un rato largo de sobremesa y sin prisa nos vamos. Salimos por Fuentes de Oñoro y para casita.

Ha sido un puente bueno, bueno de verdad. La ruta organizada por Luis ha estado muy bien, los puntos como de costumbre en su sitio y sobre todo que hemos vuelto a compartir salida con nuestros buenos amigo «Landroveros» que ya hacía tiempo que no coincidíamos y no era por falta de ganas.

Gregorio (escuderos4x4.com)

Facebooktwitter