Marruecos Raid Oriental

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Viernes 30. Madrid – Algeciras – Casablanca.

El ferri sale a las 16:30 de la tarde, la cola se forma y un empleado nos dice que el ferri de Balearia lleva dos horas de retraso, sin dar más explicaciones. La espera se hace eterna y cuando por fin embarcamos nos damos cuenta de la jugada. El barco está al 20% de su ocupación y los muy sinvergüenzas de esta compañía han reunido dos pasajes en un solo barco y así se ahorran un viaje. A los pasajeros que les den por donde amargan los pepinos.

Por fin embarcamos, se forma la cola para pasar los papeles atendida por un solo policía, menos mal que elva casi vacío, porque cuando llegamos a destino está terminando con los últimos pasajeros.

El fantástico puerto de Tánger Med tiene 12 cabinas para pasar los papeles del coche pero claro, solo una está abierta y atendida con la típica indolencia y falta de eficacia de siempre. Idas y venidas de la policía a los coches una y otra vez sin ningún sentido Lo que podrían ser 15 minutos haciendo las cosas con cabeza se transforma en hora y media de auténtica sinrazón.

Cambiamos moneda y recargamos los teléfonos que usaremos en Marruecos y salimos para Casablanca, aun nos quedan 380 kilómetros por delante y las horas perdidas nos pasan factura en forma de cansancio.
Una parada para tomar algo por carretera y llegamos a las 12 de la noche al Hotel Relax totalmente fundidos, llevamos desde las 5 de la madrugada en danza.

 

Sábado 1. Casablanca – Beni Mellal – Bou Tharar

Un buen desayuno en el buffet nos prepara para una etapa larga de 481 kilómetros de los cuales tan solo 69 serán de pista.

Visitamos las cascadas de Ouzoud que siguen siendo espectaculares con sus 110 metros de caída, pero ya se han convertido en un enclave turístico incluso un poco masificado. Comemos de pena en uno de los chiringuitos que han proliferado en sus cercanías y encima nos quieren sablear de mala manera, al final conseguimos que nos bajen el precio de esa pésima comida. Carretera y manta para atravesar el Atlas, llegamos a casi los 3.000 metros de altitud y esta todo nevado.

Por fin un poco de pista y nos adentra en un cañón fantástico (la garganta de Amejgagj), circulamos por el lecho de un oued pedregoso que lleva agua y que nos obliga a ir muy pendientes de los posibles pasos, es una pena que anochezca tan pronto ya que no podemos admirar la belleza que nos rodea y que intuimos en medio de la oscuridad. Este tramo tenemos que repetirlo con luz pues promete y mucho.

Hoy dormiremos en la Kasbah Chems sin duda un lugar con encanto aunque aún no está terminado del todo. Nos atienden con mucha amabilidad, cenamos muy bien y a la cama. 

Domingo 2. Bou Tarar – Zagora

La primera visita es para las gargantas del Dades, salpicadas de algunas kasbahs. En Tamlait contemplamos el capricho geológico de la naturaleza con las formaciones rocosas llamadas «el cerebro del Atlas» o «los dedos de los monos».

Continuamos camino atravesando por Bumalne de Dades el Jbel Saghro y para aumentar la dosis de adrenalina el sol se está poniendo y en algunos tramos no se ve absolutamente nada, pues el sol te ciega. Nos salimos un par de veces de la pista y en una de esas salidas me como un pedrusco y descubro que el golpe ha doblado algo pues llevo el volante descentrado, miro el trapecio pero no veo nada.

Por si todo esto fuese poco entramos en una zona con un acantilado a la derecha que impone. Tomo todas la precauciones y en primera reductora recorro el par de kilómetros malos que desembocan en una pista ya en buenas condiciones.

Abortamos los 40 kilómetros de pista que nos quedan por hacer ese día y a Zagora a ver si podemos solucionar el problema del coche.

Directos al taller de Mohamed el gordito (que por cierto ya no se llama así) y efectivamente es una mangueta doblada, al parecer es de fundición y para enderezarla habría que dale calor con lo que perdería sus propiedades y en un golpe podría partirse, pero afortunadamente tienen el recambio. Me ofrecen una nueva y una usada con muy poca diferencia de precio, de manera que opto por la nueva, ajustamos el precio y dejo el coche, a las nueve de la mañana lo podré recoger reparado.

Nos acomodamos en los coches de los compis y al hotel Perle Du Draa a descansar, que el día ha tenido sus complicaciones. Allí nos enteramos de que Marruecos tiene la misma hora que en España y nosotros no nos habíamos enterado.

Lunes 3. Zagora – Erg Chebbi

A las nueve de la mañana como clavos estamos en el taller y mi coche está listo, me enseñan la pieza que han quitado y la nueva instalada que ahora reluce en el coche.

Pago y nos marchamos, a los 3 minutos se me enciende una verbena de luces naranjas en el cuadro de mandos, algo no marcha y vuelvo al taller. Cuando me dicen que es algo de la electrónica y que viene un tío con un ordenador casi me da algo, esta gente sabe de mecánica pero de electrónica lo justo. Para no aburrir al posible lector de esta crónica diré que tras dos horas de tocar todo lo imaginable le digo que lo monten todo que me largo de allí, pues no tienen ni idea de lo que están haciendo y al final terminarán por estropear algo y dejarme tirado.

Por su parte Santi ha llamado a Toyota y le dicen que se puede circular pues esas luces son informativas de que algo no va bien pero se puede circular.
Con un ojo sobre la verbena de luces y otro en la pista nos vamos animando pues el coche no parece dar problemas. Circulamos por una pista de arena en muy buen estado y muy rápida durante un buen numero de kilómetros. En una subida a la salida de un oued Santi desllanta pero un poco de agua y compresor y en media hora la rueda está de nuevo operativa.

Avanzamos lentamente por autenticas plantaciones de hierba de camello intentando encontrar pista o alguna rodera pero la mayor parte del tiempo circulamos a cascaporro en un ejercicio de navegación pura y dura. Como consecuencia del tiempo perdido en Zagora llegamos a nuestro hotel el Riad Aicha en Hassilabled de noche por todo el mundo.

Tenemos tiempo de ducharnos y tomar un aperitivo antes de que nos pongan la cena que por cierto está bastante bien.

Martes 4. Erg Chebbi – Ciudad de Orión Erg Chebbi

Hoy será una jornada casi de turismo. Tras un buen desayuno empezamos por algunas compras de fósiles. Nuestro amigo de otros años el vendedor de fósiles aun no ha ganado lo suficiente para poner alguna bombilla en su tienda, pero él es muy agradable y sus precios muy económicos de modo que nos dejamos un buen puñado de dirham en su casa. Nuestra próxima visita es a la cárcel portuguesa, para nuestra sorpresa no se puede subir con los coches nos dicen que están rodando una película pero luego nos enteramos de que están haciendo pruebas con vehículos lunares, los que no han subido nunca lo hacen andando pues desde arriba la vista merece la pena. Yo aprovecho para limpiar la nevera una lata se ha roto y lo ha puesto todo pringoso.

El paso siguiente son las fogaras y en esta ocasión podemos visitar el interior de estas conducciones de agua y nos sorprende el tamaño pues pensábamos que eran mucho más pequeñas.

De nuevo a los coches para visitar las obras del alemán Hanssjorn Voth enclavadas en la llanura de Marha en lo que se llama Land Art (esculturas en medio de la naturaleza). Primero queremos ver la espiral aurea. Para nuestra sorpresa han rodeado la escultura de un perímetro de piedras de unos 100 metros, pensamos que es para que no pasen los coches y nos parece bien, nos bajamos de los coches y caminando nos acercamos a la escultura y nos sale un «guardián» que nos dice que no sigamos que está prohibido acercarse, cuando le preguntamos porque pues el campo es de todos, (y las esculturas están en medio de la llanura) no da ninguna explicación e incluso nos empuja para que abandonemos el lugar, por momentos la tensión crece ante tanta estupidez y estamos a punto de llegar a las manos.

Serenados los ánimos abandonamos el lugar para comprobar que las otras dos esculturas (la ciudad de Orión y la escalera celeste) están en la misma situación. Luego nos enteramos que el artista no quiere que se visite su obra y desde una fundación que preside paga a esos esbirros para mantener alejados a los turistas. Parece que este «presunto artista» en lugar de regular la situación (por ejemplo poner una visita guiada cobrando unos pocos dirham) hace lo fácil, es decir, prohibir el acceso, no sé qué derecho tiene para hacer esto, pero lo hace, esto huele a cacicada. Por mi parte se puede meter su obra donde le quepa.

Abandonamos la llanura de Marha decepcionados. Una visita al taller donde cortan las losas que contienen los fósiles y a las dunas.
Se nota que ha llovido pues la arena esta dura y en los valles hay mucho barro, aun así bajamos presiones y estamos duneando hasta que se hace de noche. Un corto paseo por Merzouga para comprar algunos recuerdos y volvemos al Aicha, donde nos esperan un aperitivo y luego una buena cena comentando las incidencias del día.

Miércoles 5. Erg Chebbi – Boudnib

Un buen desayuno, cargamos los bártulos en el coche y de nuevo al erg, en esta ocasión lo atravesamos por su parte norte la más estrecha y apenas se producen un par de quedadas, disfrutamos de lo lindo pues la arena esta perfecta.

Abandonamos el erg reponemos el aire a nuestros neumáticos y hacia la meseta de Guir podemos observar el muro defensivo que separa Marruecos de Argelia y numerosos cuarteles. En varias ocasiones nos paran muy educadamente los militares para pedir la documentación y rápidamente nos dejan continuar.
Subimos la trialera que hace el cambio de meseta y la vista es espectacular.
El rio Guir en algunos puntos ha destrozado el paisaje con depresiones de varios metros de profundidad agolpando piedras enormes.
La pista se vuelve rápida con algunos tramos de arena muy divertidos, aunque nuestro coche acusa no llevar control de tracción y hace que tengamos que ir un poco más atentos pues a veces intenta cruzarse.
Se está haciendo de noche y tenemos que encontrar el camping Rekkam y ni siquiera sabemos si tendremos disponibles la haimas. Encontrar el sitio es tarea de titanes damos mas vuelta que un peón pero lo logramos. Afortunadamente tienen haimas pues aquello está vacío, lo que nos hace pensar que este año hemos visto muy pocos cuatreros en el viaje.
Nos permiten cocinar y nos preparamos una perola de callos con garbanzos que parece mucha cantidad para ocho personas (2,5 kilos de callos y 1,200 de garbanzos) pero dejamos la cazuela limpia de polvo y paja.

Jueves 6. Boudnib – Figuig

Tras desayunar tenemos por delante 62 kilómetros de carretera que nos darán acceso a 180 kilómetros de pistas paralelos a la frontera con Argelia. La pista está en muy buenas condiciones lo que nos permite rodar a buen ritmo, seguimos viendo los muros defensivos (a veces dobles) y más y más cuarteles.

Hace rato que no escuchamos a Antonio y tampoco le vemos por más que lo intentamos con la emisora pero no contesta, nos subimos a una montaña para ver si tenemos cobertura pero ni los móviles la tienen. Santi desanda el camino y al cabo de un buen rato nos llama para decirnos que el Mercedes se ha parado por una avería eléctrica y no le funciona ni la emisora, nos vamos hacia ellos, están a mas de 10 kilómetros nuestro y cuando estamos llegando nos llaman para decirlos que el problema esta solucionado se trata de un cortacorriente que con el traqueteo se ha debido aflojar y se ha tostado, lo eliminan, sanean el cableado y en marcha de nuevo.

Buscamos un lugar para acampar y encontramos uno sencillamente perfecto entre palmeras y con un murete para que proteja el fuego de la barbacoa y tire bien.

Mientras estamos preparándolo todo tenemos la visita de los militares muy correctos uniformados de arriba abajo, con sus M16 que se interesan por saber si todo está bien les ofrecemos compartir algo de comer o beber con nosotros pero amablemente lo rechazan y se marchan.

Nos ponemos de aperitivos variados y de panceta bien puestos por lo que los chorizos y las morcillas guardaran reposo hasta mañana.

Estamos abrigados como para ir al Polo Norte y una buena chasca nos da calor, pues está refrescando a base de de bien hasta llegar a los 6 grados, un buen rato de cháchara y a dormir.

Viernes 7. Figuig – Ich – Tendrara

Hemos tenido fresco hasta dentro de las tiendas, un desayuno rapidito y a la pista.

Nos vamos a ver los grabados rupestres mejor conservados del, sur de Marruecos: Douisa Chellala, hay que cruzar un pequeño riachuelo donde unas muchachas se afanan en lavar la ropa usando las piedras del lecho del rio a modo de tabla de lavado. No hace falta recurrir a la imaginación para ver perfectamente detallados algunos animales grabados en el neolítico .
Hemos tenido que retirar los coches de la pista pues una pickup militar necesitaba pasar y cuando Santi intenta dar marcha atrás para reincorporarse a la pista un ruido metálico tremendo sale de debajo de su coche, miramos debajo y vemos una piedra llena de grasa y lo que parece una pieza metálica rota y también llena de grasa ¡¡¡no puede ser !!! ha reventado el palier derecho, tenemos un problema serio.

Abortamos la idea de seguir por campo. Afortunadamente la carretera está a unos pocos kilómetros del incidente. Llegamos a Ich buscando un taller, pero vamos cortos de gasoil y allí no hay nada de nada, solo los palmerales con los mejores dátiles de Marruecos o al menos eso dicen los lugareños que nos ofrecen ver el dichoso museo de la villa a lo que nos negamos cariñosamente pero al guardián del museo no le gusta nada nuestra negativa y a partir de ese momento nos ignora olímpicamente.

Visto el panorama, nos dirigimos directamente a Bouarfa con el bloqueo de diferencial central puesto, hace ruido pero es tolerable.

Mientras ponemos gasoil preguntamos por un mecánico y el de la gasolinera llama a uno que viene en pocos minutos, vamos a su taller y en cuestión de una hora y mientras comemos algo retira el palier dañado y tapona el boquete como buenamente puede para que no se salga la grasa ni el aceite que lubrica el conjunto.

El coche así apañado va sorprendentemente bien así que, una vez que llegamos a Tendrara, invertimos la ruta y nos vamos por campo a visitar la estación de tren abandonada que sale en la película de James Bond Spectra. Pensamos que el tren solo funciona algunas veces al año pero un marroquí que esta allí con sus amigos y que trabaja en España nos comenta que el tren pasa todos los domingos procedente de una mina transportando mineral. El uso turístico de esta línea se inauguro en el 2006 y es propiedad de un inversor suizo.

La idea es continuar la ruta invertida, acampar y mañana visitar el Chott Tigri para luego volver sobre nuestros pasos hacia el final del viaje a Melilla.

Nos cuesta encontrar un sitio adecuado para acampar pero lo encontramos, hace más frío aun que el día anterior, hace un poquito de viento y la sensación térmica es de mucho frío, preparamos el fuego y hacemos unas sopas de ajo y los restos de la barbacoa, sobra de todo y es que llevamos picando todo el día.

Un rato alrededor de la hoguera y nos vamos a la cama pues no se está a gusto.

Sábado 8. Chott Tigri – Trendara – Melilla – Málaga

El frío durante la noche ha sido muy fuerte, los cristales de los coches y las tiendas tienen una gruesa capa de escarcha y estamos a dos grados. Un café, unas galletas, recogemos los enseres de la acampada y al chott.

La pista esta perfecta salpicada de unas pequeñas dunas muy curiosas, algunas son barcanes, pero otras son como muretes hechos por la mano del hombre. Llegamos a la fuente de los cuatro caños y vemos que el chott esta hasta arriba de agua. unas fotos con algunos nómadas que vienen a por agua.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta Trendara por pista y luego carretera y manta pues el viaje por pistas ya ha terminado.
La monotonía del viaje se aminora cuando, a la entrada de Tafoughalt, descubrimos un sitio para comer magníficamente por un también magnifico precio, chuletas de cordero kefta a la parrilla y ensaladas varias; todo muy bueno.
A Melilla llegamos con tiempo de sobra para pasar la frontera tan caótica como todas las fronteras marroquíes, hay cantidad de «gorrillas» dando la brasa y hay que tener cuidado porque te la lían en cualquier momento.
Los controles españoles también son lentos aunque con criterio, nos pasan los perros y miran el interior de los coches.
Unas tapas en un bareto ya a precio español es decir el doble o el triple que en Marruecos y embarcamos más o menos puntuales, los camarotes están bien y nos vamos a dormir las escasas siete horas que dura la travesía.

Domingo 9. Melilla – Málaga

El mar y el barco ni se mueven en toda la noche por lo que dormimos como lirones hasta que por megafonía nos invitan a abandonar el barco.

La carretera hasta Madrid con tráfico pero sin ninguna retención. Por el camino llamamos a la familia por si quieren compartir con nosotros una pizza en Papa Jonhs y allí nos encontramos todos degustando «unas familiares» nunca mejor dicho.  Como siempre ya estamos deseando volver a este gran país que es Marruecos.

Gregorio (www.escuderos4x4.com)

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