Puerto de la Cruz Verde – El Barraco

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Quedamos a las 10:30h. en una mañana de sábado soleada en el bar Paco, situado en el Puerto de la Cruz Verde. Habíamos quedado con Jorge y Pilar (super Mercedes G), Angel y Ana (hiper Toyota) y los amigos de Jorge y Pili que van a venir a Túnez en semana santa con el grupo «mi4x4.com».

Nacho y Coco – que así se llaman- vinieron puntuales con su perra y un flamante KIA. Tatane y yo íbamos con la Merche, después de haberla recogido del ínclito Tomas, solucionando él ultimo- espero – problema generado en la ruta competitiva de Salamanca.

Después de las presentaciones y echar de menos a los ausentes: Santi y Arancha, Juan Carlos y Adela, Mauri y ….., partimos a iniciar una ruta típica sobre un rutometro del libro Toyota.

En la primera trialera de subida, yo me asuste un poco por ver como ascendía el Kia de Nacho, el no tenia experiencia, el coche estaba nuevo y era un reto. Pero quiere venir a Túnez y Angel y yo, pensamos:»Mariconadas las menos posibles», así que.despues de la observación, inició la subida en ultimo lugar con la ayuda de Jorge que iba andando indicandole los mejores pasos. Pili subió el G, sin inmutarse.

Llegamos arriba y allí estaban unos colegas desayunando unos magníficos bocatas, regado con una litrona de Mahou.

Nos fuimos alternando en la navegación, pasamos un «vadeito»que emociono al los nuevos y seguimos por un pinar maravilloso y una temperatura ideal.

Tomamos el aperitivo rodeados de ese paisaje y continuamos la marcha hacia Navas del Marques. Allí, tomamos otra cañita y compramos unos bocadillos para comer. Coco y Pilar se fueron a comprar una tarta para Tatane, porque era su cumple.

Después iniciamos una bajada muy estrecha con bastantes piedras y con una zarzas como cuchillos. Todos lo sentíamos por nuestros coches, sin embargo Angel y Nacho con sus monturas nuevas lo pasaban fatal. En un paso complejo, el Kia, se quedo entre dos piedras, después de la observación, salió calzando un poco las ruedas y con un empujoncito de tracción animal.

Continuamos la ruta por unos paisajes realmente bonitos y afortunadamente desiertos de gente. Paramos a comer a la vera de un arroyo, y allí después de felicitar a Tatane y degustar la maravillosa tarta de cumpleaños que habian comprado para el evento, gozamos con la sesión de toreo en campo abierto que nos brindaron Jorge y «Antonia», así se llamaba el morlaco.

Después de las risas de rigor, continuamos por pistas y caminos considerados como buenos, con el fin de acercarnos cuanto antes a El Barraco, donde se encuentra la famosa trialera que pretendíamos subir. Perdimos un par de casillas del rutometro, pero nuestro objetivo era claro, en vez de recuperarlas, íbamos directos por carretera a la jodida cuesta.

Llegamos a buena hora, y aunque Angel se sitúo el primero para salir, le adelante con la Merche, por esto de la deferencia, yo había subido hace tiempo con Juan Carlos y Santi, y sabia de sus dificultades, así es que engrane todo lo que posee la Merche para esos casos (reductora, bloqueos, estampita de la virgen, etc…) y me lance hacia arriba con un ritmo continuo, la primera dificultad es un cruce de puente que pasamos perfectamente, al llegar al desvío de «la variante», seguí recto, y ante mi se oponían unos escalones de piedras increíblemente altos, pisé un poco mas…. y arriba, joder que que pedazo de coche. Así continúe hasta medio camino, donde existe un descanso.

Le pedimos a nacho que no se le ocurriera subir, ya que era demasiado para un primer día, y dudo mucho que lo hubiera podido conseguir con ese coche tan flamante, y su poco experiencia.

Deje allí La Merche y fui a grabar la subida de Angel. Ana venia andando, mas bien gateando, tomando fotos de las maniobras. El Toyota subía y subía, con esos neumáticos de carretera, ese coche es fantástico, las manos de Angel ni que decir tienen. Parece que ambos tienen varios bloqueos porque el coche derrapaba muy poco, y cuando lo hacia enseguida cogía tracción.

Después subieron Jorge y Pilar con el G, muy despacio, hasta el punto que todos le animábamos a que diera mas gas para que subiera mas holgado, Jorge y su G son así, le lleva en el limite y realizo una ascensión fantástica.

En esto, recordar que Pili manifestó mas tarde que el inclinometro iba «en la zona roja». Jorge, como siempre partido de risa.

El ultimo tramo que nos quedaba, es muy empinado, pero lo realizamos los tres sin dificultad aparente. Subió Jorge primero, nosotros los segundos y Angel después.

Nacho y Coco, nos esperaban arriba, habían subido por la pista que parte del pueblo.

Nos fuimos a tomar una copa a El Barraco para comentar la jugada, que se alargó un poco, después dirigimos nuestros pasos a Boadilla al famoso bar «Cromañon Rok», donde nos deleitamos con un concierto de gaitas y más cubatas, y la espuela la tomamos en el 28 de Boadilla, sobre las 3 de la madrugada.

Fue un día rutero magnífico y lleno de emociones, en el que nos faltaron nuestros amigos que ese día no pudieron venir. Espero que la siguiente excursión eso no ocurra.

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