Cuenca nevada

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Por fin hemos conseguido cuadrar las fechas para una salida a Cuenca. Hace un par de años que no vamos y como siempre decimos «Cuenca nunca defrauda» y en esta ocasión tampoco lo hará como veréis.

Salimos desde Madrid bien tempranito Luis con la familia, Santiago con la suya y yo que viajare solo. Es una mañana fría pero soleada, la semana anterior ha estado lloviendo y nevando, es decir un tiempo de perros, lo que nos hace pensar que nos encontraremos unos caminos como mínimo embarrados si no nevados.
Comenzamos la ruta y efectivamente las primera sensaciones son esplendidas hay nieve en los costados de la pista y eso que estamos a menos de 700 metros de altura.

Vamos ascendiendo metros y la pista embarrada va dejando paso a una pista nevada de unos 15 centímetros de espesor de nieve virgen que nos deja disfrutar plenamente.

Abrir pista es una gozada y te obliga a ir muy pendiente para encontrar en algunos tramos la pista que pierde sus contornos.
Paramos a comer en el nacimiento del Tajo, en un paisaje blanco de nieve donde resalta la escultura de Jose Gonzalvo, para mi gusto francamente fea. Comemos entre la nieve con un magnifico sol mientras los críos disfrutan jugando con la nieve a algunos de estos «mini personajes» hay que cambiarlos de ropa porque están calados.

De nuevo en marcha, mas y mas nieve, los gamos cruzan las pistas delante de nuestras narices en un paisaje impresionante.

Empezamos a bajar y vemos un cartel nada habitual en el campo: precaución pendiente 30% de desnivel, y la pendiente tiene ese desnivel o incluso más. Santi va primero y en una curva cerrada a derechas desliza se inclina más de la cuenta, la familia abandona el coche por si las moscas y con mucho cuidado negocia la curva, yo voy detrás, dejo caer el coche en primera reductora un par de metros, y cuando toco suavemente el freno y el coche se desliza poniéndomelos de corbata, en esa zona debajo de la abundante nieve hay hielo. En primera reductora y sin ni siquiera tocar el freno pasamos todos para encontrarnos con el camino bloqueado por una enorme roca producto de un desprendimiento, mas nos vale que podamos pasar, porque esa pendiente del 30% en subida no la hacemos ni de broma, pensamos en mover la piedra con el winch, pero tomando mil precauciones y dando mil indicaciones a los pilotos logramos pasar, justísimos pero sin necesidad de mover el pedrusco.

Respiramos tranquilos porque sin duda ha sido el único momento delicado de la jornada si obviamos un par de salidas de pista de las que soy el protagonista sin mayores consecuencias y de las que puedo salir sin ayuda. En unas pocas horas hemos pasado por Cuenca, a tramos por Teruel y por Guadalajara.

Llegamos a la casa rural que ha reservado Luis y el sitio está francamente bien, nuevo, limpio y la gente que nos atiende muy amable. Habíamos pensado, ya que disponemos de cocina hacernos una cena caliente pero nos ofrecen un menú tentador por 9 euros que rápidamente aceptamos, revuelto de ajetes, rabo de toro o gamo guisado postre y bebida.

Tengo un problema con la maniobra de desengranar el bloqueo de diferencial central pero tras unos cuantos intentos las aguas vuelven a su cauce.
Cenamos muy bien y a la cama que estamos cansados.

Sin madrugones innecesarios nos ponemos de nuevo en marcha, la verdad es que hoy la ruta será muy corta ya que ayer cumplimos los objetivos de sobra. La niebla es nuestra compañera en un paisaje un tanto desolador, barro en abundancia y del resbaladizo, no en vano estamos en territorio alcarreño. Poco a poco vamos bajando de altura y la nieve desaparece. Visitamos los restos de un castillo en ruinas y en la explanada los críos se dar una paliza a jugar. Llegamos a un vadeo que cubre casi la rueda pero lo pasamos sin problema. La ruta ha llegado a su fin.

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